Vitrocerámicas radiantes

Las vitrocerámicas radiantes o de resistencia eléctrica fueron las primeras en aparecer. La tradicional cocina eléctrica se transforma ocultando los focos de calor bajo una superficie resistente a altas temperaturas, que facilitaba la limpieza y permitía añadir nuevas funciones como los controles electrónicos.

Con el tiempo, las vitrocerámicas radiantes se han quedado sólo con el nombre de vitrocerámicas para distinguirlas del resto de placas de cocción, pero en realidad, todas las cocinas que tienen este tipo de superficies son vitrocerámicas, pues el material cerámico con el que está creado el cristal que cubre los focos de calor es el que da el nombre.

Las vitrocerámicas radiantes se llaman así porque irradian calor desde una resistencia escondida bajo un vidrio cerámico, son más económicas que el resto de placas pero el consumo energético es mayor.

Debido a este factor de consumo, este tipo de vitrocerámica está siendo sustituido por las placas de inducción, que como hemos dicho antes, también son vitrocerámicas, pero muchas veces el ahorro energético conseguido no compensa el gasto que hay que hacer en comprar recipientes para estas placas.

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¿Por qué elegir una vitrocerámica radiante?

Sartén en vitrocerámica radiante

Aunque la vitrocerámica de inducción está ganando terreno en las cocinas de los hogares, las vitrocerámicas radiaantes o de resistencia eléctrica siguen siendo las más vendidas, las razones son principalmente económicas y de utilidad.

Elegir una vitrocerámica radiante es la mejor opción si estás cambiando tus viejos fogones de gas por algo un poco más moderno, tendrás un control más parecido a la hora de calentar o cocinar los productos que cocines.

Otra razón de peso es el presupuesto a la hora de adquirir una vitrocerámica, es más ajustado que el resto de placas modernas de cocinar y te permitirán reutilizar todos los recipientes y menaje que ya tienes (aluminio, barro, hierro…, por lo que no tendrás que comprar nada nuevo, principalmente si vienes de una cocina más antigua.

Un factor a tener en cuenta es el calor residual que queda tras apagar la vitrocerámica radiante, esto puede permitir reutilizar esta fuente de calor para terminar de cocinar los platos que estés preparando con la vitrocerámica ya apagada.

El motivo principal que podría hacerte pensar el comprar una vitrocerámica de resitencia eléctrica es el mayor consumo y la cantidad de energía necesaria para calentar los focos de calor. Pero el no tener que invertir en otro tipo de accesorios puede compensar este gasto adicional.

Cómo funciona las vitrocerámicas de resistenca eléctrica

Como su propio nombre dice, la vitrocerámica radiante es eléctrica. Se necesita un punto de luz o enchufe para hacerla funcionar, pero cuidado, no vale cualquier enchufe, la cocina debe que estar preparada con una instalación eléctrica con al menos un enchufe de fuerza.

No te preocupes por este aspecto porque desde hace décadas es obligatorio incluir esta instalación en las normativas legales de construcción y, por tanto, tu casa seguro que ya lo tiene.

Esto no quiere decir que la vitrocerámica no funcione con un enchufe normal, pero podríamos tener problemas serios a largo plazo, ya que los enchufes de fuerza están preparados para soportar mayores potencias y calentamientos al estar formados por cables de mayor diámetro que soportan un amperaje mayor y tienen una toma de tierra por seguridad.

Si tu vitrocerámica no trae este tipo de enchufe, es recomendable adaptarlo para poder enchufarla correctamente a la pared.

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Una vez enchufada correctamente, al encenderla, la electricidad pasará por unas resistencias ubicadas bajo el cristal que se calentarán cogiendo un color rojo incandescente indicando que están encendidas. Este cristal cerámico es capaz de resistir el peso de los recipientes llenos de ingredientes y de irradiar el calor por toda la superficie del fogón transmitiéndolo al recipiente que se encuentre encima.

Cuando la resistencia se apaga quiere decir que ha alcanzado la temperatura o el nivel de calor que hemos seleccionado en los mandos de la vitrocerámica radiante, y si seguimos cocinando se volverá a encender cuando baje del umbral establecido por el fabricante para que mantenga el calor necesario.

En este tipo de vitrocerámicas es importante aprender a controlar el calor residual, es el calor que sigue transmitiendo la resistencia eléctrica una vez que apagamos la vitrocerámica y que se puede seguir utilizando para terminar de cocinar los platos. Así podemos ahorrar un poco en la factura de la luz, quetan necesario es para los hogares de todo el mundo, estemos en crisis o no.

Ahora sólo tenemos que seguir las instrucciones de cada fabricante para poder cocinar nuestro primer plato.

Antes de comprar una vitrocerámica radiante

Como todas las cosas, antes de desembolsar cualquier cantidad de dinero por algo, hay que confirmar y cerciorarnos de algunos aspectos, que por básicos que sean no dejan de ser importantes.

Mide bien el sitio donde vas a colocar la vitrocerámica, recuerda que estas placas de cocción necesitan un espacio para ser empotradas o incrustadas en la encimera de la cocina y una distancia adicional que sobresale del hueco cortado para colocarla.

Es importante que esté a cierta distancia de la pila o fregadero, ya sabes que el agua y la electricidad nunca se han llevado bien. Reserva una distancia prudencial que servirá también para poder manipular los alimentos que vayas a cocinar.

Localiza donde está el enchufe de fuerza y comprueba la longitud del cable, puede que tengas que alargarlo con un empalme o enrollarlo de forma óptima para que no entorpezca el mecanismo de los cajones o armarios de la cocina.

La vitrocerámica radial puede emitir bastante calor por la parte de abajo, que seguramente expulsará con algún sistema de refrigeración como unos ventiladores incorporados, por lo que es muy recomendable no colocar objetos, cubiertos o enseres en el cajón inmediatamente inferior de la encimera que puedan deformarse, derretirse o estropearse.